En honor de nuestra santa patrona.
Las fiestas de los pueblos,
cuando se celebrar en honor de los santos, deben irradiar las características
propias de ese santo que se celebra. De lo contrario, se pueden convertir en la
excusa para celebrar la fiesta, o algo peor, con motivo de las fiestas, se
celebra el santo.
No podemos perder de vista que
estamos viviendo en una sociedad con una fuerte carga de materialismo donde los
valores y los deberes religiosos van dejando paso a lo que me interesa o,
simplemente, me agrada, sin más reparo.
Por eso, conviene aprovechar las
muchísimas ocasiones que nos da la vida para profundizar en nuestra condición cristiana
y conocer a los santos que la Iglesia nos ha puesto como intercesores ante
Dios.
Nuestra patrona es Santa María
Magdalena y, en su honor, celebramos las fiestas. Todos conocemos la
trayectoria de esta mujer. No era un modelo de perfección cuando se encontró,
por primera vez, con Jesús. Pero la nota más importante de su nueva vida fue, precisamente,
la conversión.
No es fácil convertirse a Dios.
Toda conversión requiere un cambio de la vida, es decir, un salir de nosotros
mismos para encontrarnos con Aquel que puede orientar nuestra vida de una forma
nueva. Lo fácil es no cambiar, tener siempre la misma actitud ante nosotros,
ante los demás, ante Dios… Pero este planteamiento nos lleva con cierta
frecuencia al desencuentro con los demás y a cierta indiferencia ante la vida.
En Santa María Magdalena
encontramos todo lo contrario. Pudo más el amor misericordioso de Jesús que sus
propios planteamientos. Por eso se dejó moldear por Dios olvidando su propio
orgullo y la fuerza que hasta entonces le facilitaba su egoísmo.
Este es un ejemplo más que nos
sitúa ante el compromiso de promover un desarrollo más humano y auténtico de
nosotros mismos, de nuestra vida y de los que nos rodean. Y este ejemplo lo
tenemos sobradamente demostrado en nuestra santa patrona que intercede siempre
por todos nosotros ante Dios.
Os deseo a todos unas felices
fiestas y que ensalcéis a nuestra patrona como se merece.
Vuestro
sacerdote Francisco